Tlatelolco 1968: movimiento democrático contra el autoritarismo y la corrupción
¡2 de octubre, no se olvida!
Por: José Jacques Medina
Integrante de la dirección nacional del Movimiento
Migrante Mesoamericano y del MUSOC
Son ya 43 años de impunidad y deshonor por la masacre de cientos de estudiantes, obreros, campesinos, integrantes del histórico movimiento estudiantil y popular de 1968. En ese tiempo, la justificación fue la defensa del principio de autoridad de la inatacable e infalible institución presidencial. Con este crimen, los militares dieron la espalda al pueblo defendiendo intereses externos, ajenos a los constitucionales que le dan su razón de ser. Nuestra generación no ha olvidado esa traición del ejército mexicano, amparada inconstitucionalmente en la falsa justificación del interés superior de la patria.
A diferencia de los 50 mil muertos en el fuego cruzado del sexenio calderonista, daños colaterales inevitables, según ellos, las órdenes turnadas al batallón Olimpia en 1968, eran las de provocar un enfrentamiento violento para justificar la reacción armada del ejército mexicano contra de la protesta que solamente demandaba libertades democráticas. El objetivo final de la intriga y la masacre fue descabezar y aniquilar físicamente a la dirección del movimiento, en su mayoría compuesta por jóvenes estudiantes del IPN, Chapingo y la UNAM.
Miles murieron otros fueron encarcelados y exiliados, y no obstante la sangrienta represión contra los líderes visibles, la lucha por la libertad de los presos políticos no se rindió y un nuevo liderazgo colectivo nació, marcando un parteaguas en la historia reciente por la transformación democrática del país. Tlatelolco 1968 no fue un movimiento armado extranjerizante como se presumía, fue un movimiento democrático contra el autoritarismo y la corrupción de las instituciones, sus armas estaban en su independencia y en su autodeterminación.
La masacre actual, tienen mucho en común con la de Tlatelolco, en cuanto que intenta preservar la demolida institución presidencial. El fraude electoral de 2006, al evidenciarse, obligó a Calderón y sus asesores, a aplicar estrategias de control de daños, cuyo eje fue la declaración de guerra contra el crimen organizado, desplegando, para combatirlo fuerzas armadas exclusivas para defender amenazas extranjeras contra nuestra soberanía. Hoy esta fuerza es utilizada para prevenir y/o desactivar potenciales movimientos insurgentes cuya presencia fue prevista y anunciada por la vocera del Departamento de Estado Norteamericano Hillary Clinton, en recientes declaraciones.
A diferencia de la falsa acusación al movimiento estudiantil del 68, en el escenario actual, la realidad inocultable muestra que detrás del Estado mexicano, campean influencias ideológicas e intereses extranjeros. La intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de México es evidente. ASPAN y Plan Mérida, son un ejemplo. Incluso las fuerzas militares supuestamente patrióticas reciben instrucciones directas del Comando Norte de los Estados Unidos, en la que los generales mexicanos están empezando a ganar sus estrellas construyendo grupos paramilitares de contención social.
Los aplausos al ejército y la marina en el quinto informe son el único apoyo con que cuenta el mal gobierno en su acelerada e imparable decadencia, misma que ha sido denunciada y combatida desde 1968. El movimiento social por un cambio verdadero continúa en ascenso construyendo y asegurando la paz cívica, donde a través del sufragio real y efectivo se logrará que el pueblo asuma todo el poder, eliminando la violencia y recomponiendo las fuerzas militares para uso exclusivo del desarrollo social. Nuestra memoria histórica y sueño libertario nos plantea, el ¡2 de octubre, no se olvida!
rubensolisgarcia
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